Por Soledad Sgarella. Publicado el 10 febrero de 2023 en La tinta
Hay una certeza esperanzadora: otros modos de hacer política habitacional, más adecuada y situada en territorios a intervenir, son posibles. En el paraje La Patria y en el Valle de Anisacate, hace 50 años y ahora, dos historias que reivindican, en un documental, la vigencia del hábitat ancestral rural-campesino y la riqueza de la arquitectura popular con barro.
En el marco de su trabajo como investigadores del Área de Estudios Socioterritoriales de Hábitat del CONICET, Noelia Cejas, María Rosa Mandrini, Fernando Vanoli, María Inés Sesma y Romina Bocco forman el equipo que, trabajando en articulación con la Asociación Cultural Relatos del Viento (que se dedica a recuperar las tradiciones, valores y sabidurías ancestrales a través de relatos orales de campesines del Noroeste, Norte y Noreste de la provincia de Córdoba), creó el documental «Casa, Tierra, Raíz: relatos de una reivindicación», estrenado a fines del año pasado, y financiado a través de una convocatoria denominada “Cultura Científica” del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, a través de la Dirección de Articulación y Contenidos Audiovisuales (DAyCA).
“El documental relata la permanencia y vigencia del hábitat ancestral rural-campesino, y la intención es poner en valor la riqueza de la arquitectura popular y los conocimientos ancestrales en torno a la construcción de sus espacios. Con el objetivo de dar cuenta de que esa arquitectura excede lo meramente material siendo también una expresión de las prácticas (residenciales y productivas) de quienes allí habitan y también expresión de sus historias de vida: ‘Hemos ido creciendo juntos’, dice Rampiro en el documental, haciendo referencia a cómo su casa fue transformándose a lo largo de los años”, explican les investigadores desde su sede en el Centro Experimental de Vivienda Económica (CEVE-CONICET-AVE).
Dos historias, el mismo amor
“El mediometraje se compone de dos partes: una primera que muestra una construcción de más de 50 años, erigida con materiales y técnicas ancestrales, y que perdura hasta la actualidad (con mejoras y mantenimientos a lo largo del tiempo). Luego, una segunda parte donde aparece una obra de arquitectura actual que usa las tecnologías ancestrales con ajustes y mejoras provenientes de los avances en estudio sobre la tecnología. De esta forma, el diálogo entre pasado y presente, entre arquitectura ancestral y actual se fusionan para mostrar la vigencia de este tipo de arquitectura”, dicen les realizadores.
A Mirta y Rampiro les conocieron hace años, en el marco de un proyecto de CONICET e INTA en el que construyeron conjuntamente una sala de producción en el predio de la familia. A través de una mixtura entre materiales ancestrales e industriales, el espacio fue pensado para el acopio de productos como miel, arropes y dulces, y para mejorar las condiciones de producción en sí (aportando resguardo para días de lluvia, de extremo calor o frío), valiéndose de las ventajas térmicas que ofrecen los materiales ancestrales en complemento con los materiales industriales: “El espacio de trabajo es un dato de vital importancia para comprender el hábitat rural; cualquier tipo de intervención requiere comprender que el hábitat rural no se reduce exclusivamente al espacio doméstico, sino que articula los espacios de residencia con los espacios productivos. Además de Rampiro y Mirta, también nos vinculamos con otras familias y comunidades rurales campesinas del noroeste de Córdoba y la región, en el marco de diferentes experiencias que tienen como factor común comprender y colaborar con mejoras del hábitat”.
Oscar y Vero son una pareja joven a quienes conocieron durante la construcción de la Biblioteca Popular La Urdimbre -de Villa Los Aromos-, entre el 2018 y el 2019. “Esta biblioteca se realizó mediante talleres de construcción con vecinos, con aportes públicos y aportes propios de la biblioteca. Está construida con tecnología de quincha para los muros y cubierta vegetal para el techo. La experiencia tuvo como resultado el diseño de planos y de metodologías de construcción que, en parte, sirvieron de guía para la construcción de la vivienda de la pareja protagonista”.
Casa, Tierra, Raíz: relatos de una reivindicación busca mostrar modos de construir que dialoguen perfectamente con el hábitat rural y que, se sabe, “funcionan muy bien a nivel térmico, simbólico, constructivo, etc., y, sobre todo, que permiten el sostenimiento de la vida campesina. Es factible pensar planes habitacionales que consideren esos modos de hacer que presentan las comunidades campesinas. Con el registro documental, pretendemos acercar propuestas vigentes que invitan a pensar otros modos de hacer política habitacional, más adecuada y situada en los territorios”.
Reivindicar: recuperar, nunca abandonar
El equipo me cuenta que estuvieron pensando y discutiendo mucho sobre las palabras que iban a usar para el título, y la idea de reivindicación tenía el gesto justo de afirmación que representaba el objetivo del documental.
“Reivindicar significa argumentar en favor de algo o alguien; en este caso, la intención se centra en poner en valor la arquitectura rural y el hábitat campesino. Mostrarlo no solo como una opción vigente, sino también como formas de habitar propias de esos lugares, respetuosas con sus prácticas y con su entorno, que además dialogan o contribuyen a la idea de sustentabilidad que tanto promueve la política habitacional actual”, explican. Además, aclaran que la idea de “erradicación” es algo que ronda mucho y que es una palabra que, en su sentido profundo, significa sacar de raíz. Usando el término reivindicación buscan, entonces, contrarrestar esos sentidos para acompañar dignamente las prácticas históricas de los territorios rurales.
“Es importante aclarar que nada de esto se basa en romantizar la vivienda campesina; parte de nuestro trabajo es reconocer las problemáticas y déficits que se enfrentan en estos territorios. Basta reconocer que, en la provincia de Córdoba, el mayor índice de población con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) se encuentra en áreas rurales; específicamente, la región del noroeste es la zona más relegada en cuanto a indicadores de productividad”, explican.
En síntesis: “Reivindicar tiene como propósito mostrar que existen modos de habitar que han sido invisibilizados o tildados de atrasados, y, además, erradicados. En conjunto con explorar alternativas, tal como se muestra en la segunda parte del documental, como la incorporación de mejoras constructivas para el sostenimiento y mantenimiento de estas arquitecturas emergentes tanto de las experiencias locales como de los aportes del sistema científico tecnológico”, concluyen.
El audiovisual es parte de un conjunto de producciones. Por un lado, la publicación “Hábitat rural campesino: catálogo de espacialidades”, de descarga libre, y una muestra fotográfica itinerante, actualmente montada en el Museo Nacional Posta de Sinsacate y que circulará por otros espacios a lo largo del año.