Por Nora Bär para La Nación
Ladrillos con alma de plástico
«Desde hace 17 años, la idea de reciclar residuos para ubicarlos en elementos constructivos nos llevó a desarrollar ladrillos, bloques para pared, aglomerados… -cuenta Gaggino desde Córdoba-. Actualmente estamos fabricando tejas a partir de plásticos (polietileno) y caucho reciclado.»
Según cálculos efectuados a partir de prototipos de laboratorio, el precio unitario de los ladrillos reciclados duplica aproximadamente el de los de tierra. «Pero como los reciclados son cinco veces más aislantes que los convencionales -explica Gaggino-, se usa la mitad. Sin embargo, el ahorro principal es que se evita que los residuos plásticos vayan a un enterramiento. A la intemperie, este plástico tarda unos 150 años en degradarse, pero enterrado es prácticamente no biodegradable -subraya-. Los neumáticos, por su parte, tardan 600 años en descomponerse.» Los ladrillos están patentados y cuentan con un certificado de aptitud técnica de la Subsecretaría de Vivienda y Desarrollo Urbano de la Nación, pero todavía no se venden al público porque se necesitan inversiones para hacer pruebas de escala.