
Además de ser un instituto de referencia en la generación de tecnologías y conocimientos para el hábitat popular y sustentable, CEVE es un espacio de formación para estudiantes de posgrado de diferentes disciplinas y países.
Una experiencia de investigación en la etapa de formación doctoral es el trabajo que realiza, Estela Samamé Zegarra, estudiante del programa de doctorado en Construcción y Tecnologías Arquitectónicas de la Universidad Politécnica de Madrid y becaria del programa Erasmus, quien investiga sobre la fabricación de materiales constructivos a base de fibras vegetales.
Samamé Zegarra quién es arquitecta por la Universidad César Vallejo, en Perú, realizó durante seis meses (de marzo a agosto de 2025) una estancia en el área de Nuevos Materiales de CEVE para identificar el compartimiento de fibras vegetales que abundan en su país para construir viviendas.
Su proyecto apunta a generar una alternativa constructiva sustentable, aprovechar recursos locales y ser una alternativa que pueda atender la demanda habitacional en la zona costera de Chimbote, al norte de Lima.
Recursos locales para construir viviendas
“En Perú más del 70% del crecimiento urbano de los últimos 20 años ha sido de carácter informal, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática. Esto ha generado un problema de habitabilidad debido a las condiciones de precariedad, especialmente en contextos de pobreza”, explica la investigadora.
En paralelo, la emergencia climática global impone desafíos al sector construcción, responsable de más del 34% de la demanda energética y del 37% de las emisiones de CO2 asociadas a la energía en 2021, según datos de Naciones Unidas.
En este contexto, el uso de materiales locales en la construcción adquiere una relevancia estratégica para reducir los costos y su impacto ambiental. Experimentar sobre fibras vegetales disponibles en su ciudad de origen y contribuir a mejorar las condiciones en las que se construyen las viviendas, fue lo alentó a Samamé Zegarra.
“Me motivó ver que en Chimbote, mi ciudad, crecían en abundancia plantas como la totora (Schoenoplectus californicus), enea (Typha angustifolia) y carricillo (Phragmites australis) y su potencial no era aprovechado para la construcción, como sí ocurría en otros países”, cuenta.
Estas plantas crecen en abundancia en zonas de humedales y tiene una composición altamente fibrosa que la transforma en un material apropiado para ser usado como materia prima en la construcción.
La investigación, además de hacer énfasis en las características del material, procura evidenciar cómo el uso de materiales locales reduce ampliamente el impacto ambiental en la construcción.
“Si las comunidades trabajan con los materiales que tienen en la zona, se evita, por ejemplo, el uso de transporte de ciudad en ciudad que consume mucha energía. Esto contribuye a que el impacto al medio ambiente sea menor”, explica la investigadora.
Proceso de estudio de las fibras vegetales
Esta investigación, que cuenta con la dirección técnica de Lucas Peisino, investigador de CEVE, procura desarrollar componentes constructivos como bloques, ladrillos y paneles para muros o techos, a base de una mezcla de fibras con otros materiales como pueden ser arena, tierra y agua.
“Lo que se está experimentando es la adherencia y el comportamiento de las fibras vegetales con otros materiales que luego pueden ser un bloque o un panel” destaca la estudiante.
En el proceso de producción se seleccionan las fibras vegetales para luego mezclarlas con otros materiales disponibles en el medio local como la tierra y la arena, la mezcla se moldea y se prensa para lograr una mayor adherencia, y así poder realizar bloques para los muros de las viviendas.
Los mampuestos que se están elaborando en este proceso de investigación son de diferentes tamaños con el objetivo de evaluar cuales son las dimensiones que mejor adherencia presentan.
A través de esta investigación, Samamé Zegarra busca contribuir a mejorar la calidad de vida de las familias más vulnerables de Chimbote -y de otras ciudades con características similares- mediante el desarrollo de un material compuesto, innovador y económico, que sea tanto apropiado al contexto como apropiable por las comunidades.
Sobre su estancia en el CEVE, la arquitecta pone en valor la experiencia de trabajo con un equipo interdisciplinario y en particular, la labor con químicos que exploran el uso de nuevos materiales en la construcción que aportan un conocimiento detallado de la composición de cada material.
“En este sitio la experimentación del día a día, uno se siente libre de cometer errores porque sabes que es parte de la investigación”, concluye.
Por Roger Gutierrez – Programa de Prácticas Pre-profesionales, Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
Edición: Daniela López y Lucio Scardino – Comunicación CEVE