
Para generar una comunicación de la ciencia que sea verdaderamente pública, las personas que se dedican a ella deben pensar en los conocimientos y preocupaciones de las audiencias, antes que en las suyas, o en las de las personas científicas. Esto es lo que piensa la periodista de ciencia Aleida Rueda, quien presentó la charla Comunicar la Ciencia, el rol del periodismo, la ciencia y la comunicación institucional coordinada por CEVE y la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de Córdoba.
En el encuentro, Aleida, quien también es parte del equipo de comunicación del Centro de Ciencias de la Complejidad (C3) perteneciente a la Universidad Nacional Autónoma de México, precisó que uno de los desafíos más grandes que tiene la comunicación científica es hacer accesible la ciencia sin perder precisión.
“Comunicar la ciencia no se trata de ‘traducir’ términos complejos ni de ‘bajar’ la información para que el público la entienda, sino de reconocer el conocimiento del público y crear un verdadero diálogo, dejando atrás el modelo que ve a las audiencias como personas ignorantes”, enfatiza.
En un contexto donde la actividad científica y tecnológica en nuestro país, enfrenta serios cuestionamientos, esta actividad buscó reparar en las acciones que personas dedicadas a la comunicación de la ciencia pueden hacer para popularizar el conocimiento científico y tecnológico.
“Detenernos a pensar qué contamos y a qué públicos estamos interpelando con la comunicación de la ciencia que hacemos desde el propio sistema científico y tecnológico es el primer paso para delinear estrategias que puedan hacer frente al contexto de desinformación que atravesamos”, comenta Daniela López, profesional del área de comunicación de CEVE.
Para Aleida Rueda hay puntos clave que las personas investigadoras, periodistas y comunicadoras en instituciones científicas pueden tener a mano a la hora de compartir el conocimiento de la ciencia y la tecnología.
Aquí, diez postulados para tener en cuenta para comunicar la ciencia.
Uno: diálogo
En lugar de simplemente transmitir información de un modo vertical y jerárquico, hay que intentar apelar al diálogo. Preguntarse cómo la ciencia afecta la vida cotidiana de las personas y qué información requieren para tomar decisiones informadas a partir de esa comprensión. Según Aleida Rueda, “la comunicación de la ciencia debe ser capaz de generar disfrute, interés y, sobre todo, una verdadera comprensión de la relevancia de los temas científicos”.
Dos: explicar procesos
No solo importa comunicar con bombo y platillo los resultados científicos, sino entender, primero, y explicar, después, los procesos, las limitaciones y las incertidumbres que condujeron a esos hallazgos. No se trata de fomentar la confianza en la ciencia como una doctrina o como un acto de fe, sino de contribuir a que los públicos tengan las explicaciones y la perspectiva crítica necesarias para decidir lo que les convenga en función de su propio contexto.
Tres: rigor en la práctica periodística
Dentro del ecosistema de comunicación pública de la ciencia, el rol del periodismo es fundamental para mantener una cobertura crítica y coyuntural de cómo la ciencia tiene implicaciones en la sociedad. Entender cómo funciona la ciencia, entrevistar especialistas y contextualizar el conocimiento de manera crítica requiere especialización. “La falta de rigor en la cobertura puede tener consecuencias para el periodismo, para los medios, para la comunidad científica, y para la sociedad”, señala la periodista.
Cuatro: colaboración
Para mejorar la calidad de la información, es clave fortalecer la relación entre comunicadores, periodistas y personas de la ciencia. Ello implica entender las necesidades de cada campo y promover la colaboración mutua para un fin en común.
“Que las personas periodistas entiendan cómo funciona la ciencia, que los y las científicas entiendan cómo funciona el periodismo, y que las personas comunicadoras institucionales contribuyan a que estas dos cosas sucedan, y se vuelvan puentes, intermediarios efectivos y eficientes”, comenta.
Cinco: contexto
Es necesario situar a la ciencia en un marco contextual específico para darle sentido a los hechos y la información que se difundirá. No es lo mismo hablar de una avance para identificar recursos genéticos de ciertas plantas medicinales, así sin más, que hacerlo tomando en cuenta cómo se usan y, sobre todo, si hay o no beneficios de ese conocimiento para la comunidad local, no sólo para la científica. Según Aleida: “Hay que contrastar, hay que verificar y hay que dar contexto, poner los acontecimientos en un contexto que le haga sentido a las personas”.
Seis: narrativa
El periodismo científico no solo informa, también cuenta historias. Rueda remarca la importancia de buscar una narrativa detrás de aquello que se busca informar. Es mediante la emoción que una persona puede conectar con las problemáticas que vive y los desafíos que enfrentan otros. La emoción, sumada a la información científica, puede facilitar la comprensión. “Hay que tratar, como periodistas, de buscar el sentimiento, la emoción, no solamente el dar una lista de datos. Hacer que el acto de creación de conocimiento sea a través de las emociones”, dice.
Siete: accesibilidad
Para Aleida, la ciencia debe ser pensada como pública, dejando de lado patrones jerárquicos de la comunicación científica para poder llegar a perspectivas más participativas y horizontales. Este enfoque busca poner énfasis tanto en el emisor como el receptor. “En este modelo alternativo existe un flujo bidireccional entre las personas que comparten el conocimiento y quienes lo reciben. Este intercambio fortalece las relaciones entre la ciencia y el público, requiere establecer un diálogo sobre temas pertinentes para todos los involucrados”, remarca.
Ocho: transparencia
Aleida Reda propone priorizar el impacto social del conocimiento científico por encima del prestigio institucional, así como orientar la comunicación de las investigaciones hacia la resolución de problemas reales. No se trata de dejar de hablar de la ciencia básica, sino de encontrar ángulos que permitan “ver” socialmente aquello que no tiene aplicaciones aún. Es primordial ser honestos ante el público y hablar de lo que se sabe, pero también de lo que se desconoce: “El prestigio se gana también con la transparencia”.
Nueve: diversidad de audiencias
La comunicación de la ciencia debe adaptarse a la diversidad de públicos, reconociendo sus diferentes contextos sociales, culturales y educativos. “No existe un público general; hay públicos diversos con intereses específicos y preocupaciones únicas”, explica. La profesional resalta que es sumamente importante considerar esta pluralidad para que el conocimiento científico sea relevante y pertinente para cada audiencia.
Diez: desafíos en la comunicación científica
La periodista destaca que la comunicación pública de la ciencia enfrenta varios retos, incluyendo la necesidad de entender y comunicar los tiempos y desafíos propios de la investigación científica. Según ella, “la ciencia es lenta, se basa en prueba y error, y muchas veces el proceso es más importante que los resultados inmediatos”. Tanto las personas que se dedican al periodismo, como a la comunicación institucional, pueden encontrar historias potentes en esos procesos para compartir una idea más realista sobre lo que significa hacer ciencia.
Para ver la charla completa acceder aquí
Por Guadalupe Demichelis. Programa de Prácticas Preprofesionales, Facultad de Comunicación de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).